Cuarenta milagros para amar

Yo que no creía en súbitas calentura de pasión,

tengo al corazón tiritando con cuarenta milagros de amor.

Y, ¡válgame Dios! ninguna excusa para no enfermar.

¡Era tan fácil engañar con jarabes de olvido

los delirios de la razón!

que hasta la lógica se volvió  irracional

en esta febril locura de amar.

                      Ana Lesman

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