¡Ay deliciosa adicción! Droga favorita para la fantasía que parte mi almohada en dos.
Ella que guarda secretos que contará cuando al fin pierda la compostura y la razón
Y fíjate si es tal mi alucinación que los segundos los vivo una, otra y otra vez…
Difícil, ¿no?
O quizás sea un milagro que hace que mi mente te cree cerquita de su hábito para mostrarte con desenfreno la liviandad del tiempo.
Pensamiento que te busca en cada motivo que no puedo detallar. Que te hace ser dueño de mi tranquilidad y prisionera de tu frialdad.
¡Ay dulce adicción!
Tan enganchada estoy a tu sabor, que pierdo los cabales al imaginar a tu deseo, secuestrando en la cama a mi perturbada percepción.
Ana Lesman